Vayamos a la torre antes de que la virtud la destruya
a las ciudades borrachas que arderán
vayamos a los salmos que blasfeman
y a los proverbios en los huesos de la oscuridad
hagamos el amor con el faraón
y bebamos la sangre del río
juguemos
a la orgía del cordero abandonado en el desierto
a mi cuello en el altar que espera por tu hacha de zafiros.