Huérfana
de tu boca
andariega
por las sombras de la memoria
estoy
repleta de soledades
cargo
una espera latente y absurda,
en
cada pestañeo las mismas visiones
tu
desnudez sobre la noche
tu
risa de viernes
tu
escondite alado
las
perlas de tus casualidades,
el
misterio que precedía la divinidad.