Los jinetes volverán a
caminar sobre mi piel
y podrán atravesarme junto
con los jueces
y escupirán los restos de mi
diamante
pero en la profundidad
las rocas se mueven
la puerta del sepulcro es
abierta
una resurrección alada
de sangre purificada
aguas que convocan peregrinos
de viajes naranjas y violetas
aleteos donde fuego de
guerreros
en mi pecho que se abre.