Se secan las lenguas que no saben dónde ir
feroces y hábiles van habitando voluntad
a manos de los dioses que caen
se elige la ceniza y el polvo
la impresión de manifiestos ilusorios
los proverbios en los huesos de la oscuridad
los salmos y sus autores borrachos, merqueros
no hay cuerpos que puedan volver para desayunar
quizá
no nos tocamos lo necesario.
Mario Hernández Saavedra