Sentada en un pesebre de locos
esos que asustan a los no locos
y él no va a poder entrar
porque el horror hace contrato
con su exageración
yo puedo marearme
Ver la tierra roja moverse como agua
creo en
un hombre que pone sus manos en mi cabeza
en su plegaria de 93 años de selva
para que yo deje de templar
para que ya no tome litio
para que siga siendo distinta
tampoco Galilea ni crucifixión
o un poco de ambas
en una dosis educada
sentada en el pesebre de los locos.