Los árboles trepan al sol sin quemarse
una historia se abre junto a la raíz y el hongo
el agua es culpable de plantas y rocas poseídas
flores como mesas religiosas en porción inédita
la tierra roja, una intravenosa de cerros poblados
hablan, quizá, desvergonzadas las chicharras
mi vestido gatea por el calor de los águilas
y la vibración
siendo víctima de los colores y las mariposas
de perros y gatos que abren y cierran y abren las puertas.
El Yaguareté todavía es una oscuridad alentadora
dulce para devorar mi multitud de estanque citadino.
Cerro Azul, Misiones