Tu desentierro es una muñeca de porcelana
que cierra y abre los ojos
por un botón en la espalda
cómoda en tu capital
ríe sola todo el tiempo
sube y baja las escaleras de tu salón de juegos
hasta que mi rayo
-ungido de aceite-
los quiebre en mil pedazos,
en mi cuerpo el sonido es un zumbido
apenas puedo con mi saliva
será que no tengo sangre de orquesta
sino de vagabunda silenciosa.
En tu capital.