De mi sangre -vómito-







                          No digo que es un libro, no tiene el talento para serlo,
                          es el vómito de mi dolor. La primera vez, la única hasta ahora,
                          que morí de amor.



                 

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                                                Oye: yo era como un mar dormido.

                                         Me despertaste y la tempestad ha estallado.

                                             Sacudo mis olas, hundo mis buques,

                                              subo al cielo y castigo las estrellas,

                                    me avergüenzo y escondo entre mis pliegues,

                                              enloquezco y mato mis peces.

                                    No me mires con miedo. Tú lo has querido.

                                                      Alfonsina Storni

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Es roja la Tierra

es verde y amarilla en sus manos de pájaro
en su boca de mono selvático
es grande al asombro por lo que existe lo que se mueve lo que estalla y se incorpora
estalla y se transforma
es una flauta
un árbol sonriéndome en los ojos de nena asustada
es el misterio indomable poesía
es abrazar a mi hombre de astros
futuro cocido en sangre también
y sin embargo
él
la certeza de que ya estuvo antes y ha regresado

voy

a decirle

cuando me siente en sus garras de puma
voy a mostrarle que es roja la Tierra
para que se transforme en dragón
y me bese.












entonces

dejame ser la boca de Venus
hasta ahí donde yo vi ahí donde yo sueño
dejame ser la boca de Venus
que será tres será gris será tiempo
será viento y semilla
y así
también así
amor
seré
boca de Venus en tu cuerpo de Astros
sagrado
certero.



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Cuando se levantó de la silla el bar le pareció diferente. Cuando cruzó la puerta ya no sabía su nombre. No pasó mucho hasta encontrarse parado y quieto, observando a la gente, intentando reconocer una voz, un nombre, algo que le indicará hacia dónde ir, a quién hablarle. Caminó hasta la esquina respirando más rápido y profundo, cada vez que contenía el aire abría bien grandes los ojos, en un intento por reconocer la calle, los negocios. No había pistas en los bolsillos, sólo algunos billetes. No había teléfono ni angustia. Era un vacío pegajoso y suave que lo sostuvo en la caminata por un barrio que veía, ahora, por primera vez. Así llegó hasta una plaza, y allí permaneció sentado cuando el atardecer, con las manos sobre las rodillas y una pipa que, de a poco, comenzaba a reconocer con la suerte de quien enciende por primera vez un cigarrillo. Estaba solo. ¿Quién puede saber quién soy?, ¿podré preguntar a alguien quién soy?, se dijo, cuando el frío lo devolvió a su cuerpo. Extraño cuando el espejo de un auto le devolvió su figura, cuando las luces transformaron la ciudad sin devolverle su nombre o alguien que espera en algún lugar. La gente hablaba como si fuesen de otro país, los autos le parecían raros y luminosos cruzando el alboroto de la peatonal. Hasta que dio otro paso y se acordó, supo su nombre, la memoria le cayó como una nube de imágenes histéricas, y supo quién era y a dónde ir.




 
 
 
 
 
 
 
La realidad

dentro de una cajita que dice abrir
te avisé, grita Pandora
son mis huesos los que ven la peste ahora
tu brujería sin ley
ni cuerpo de dios
sin sentir el árbol ni la flor
ves en mí tu oscuridad
mientras
acá
una estrella fugaz sonríe
por el deseo concedido
con mi sangre y el futuro.










Las novedades del destino salado
sangrante
el miedo que sigue descociéndose como una cebolla
interminable el hilo para tejer mis sueños
las trazas donde existe dios
se encuentran y se desencuentran ahora
como las gotas que caen de la boca del cielo
en mi ritmo también
en mi latido de cisne.










Recuperar el vuelo de mi sombra
llorando por los dientes de un dragón que era mentira
pero cierta es la sangre
cierta la confusión de no saber cuándo volverá el Sol.










Y él
encontrará otra ninfa
alguna asceta mendigando amor
la encontrará y será su idea
sin pasado y muerta.









ustedes

Aún
en la oscuridad
la chispa divina
el viento noble de muchas caras conocidas
que siento en cada paso, en cada flor
y agradecida
y satisfecha
y malherida pero entera aún.









Ya pasarán los días sin Sol,
la confusión puede tener la duración de un estornudo
si así lo quiero
y así lo quiero
y así voy a decir
ya pasará.









Seguir
sin sus heridas
aunque la daga
en mis huesos no se borró.









¿Si tenemos todo
dentro de cada uno
cómo es que algunos
tienen tan poco para ofrecer
y tanto para herir?







¿Seré lo mismo?, me pregunto
cuando llega la confusión
pero el Sol
sigue en mi pecho
pequeño y angustiado
pero sigue el fuego de mis versos al morir.





Con más cuidado
hombre de papel de astros
ya lo aprendí
nunca más leerán mis venas
las risas de los planetas
que sueñan sangre de mujer.








de mi sangre enferma




La muerte más dolorosa
quizá la más absurda
es su ausencia.

Ausencia de él.

Ausencia de tus besos, brujo
muerte lenta
dolorosa
tan sólida
tan exactamente aguda
retorcida
y es tan mía
que yo muero
despacito a diario.



Y hasta acá
límite
con haber vencido tu nombre
el olvido no fue verdad
sino veneno.


Ahora lo siento brillar sobre mi boca de sirena perdida.
Ahora lo siento cociendo mis tripas.


Tu mirada
puma solar y nocturno
es el insomnio de mis días.










Infierno de esperar su boca torcida
lastimosa en estas piernas que aún corren
idiotas
buscando su nombre.








Infierno del enclaustro a voluntad
de los besos serenos que rechazo
de la magia persistencia que me niego a ver.








Y esta humedad,
que me desangra y me reta a seguir viviendo.
Aunque no quiero.
Aunque no valga la pena.
Sin la magia peligrosa de su boca de hechicero.










Inercia de un otoño que no observo.
                    Otoño que duele hasta en mis huesos.









Sin destruir la pálida certeza de que aún lo extraño.
Aún cuando mis plumas se ahogan en el mar que yo misma configuro.
Por su nombre.
Por él.
Por su recuerdo.
Por mi sangre que llora todavía por sus ojos de puma astral y nocturno.
Por el insomnio de una vida que se extingue como un fósforo.
























La mía.













Humedad que escribe.
Humedad que resiste aún en la inercia.
Humedad donde nada importa mas que él.
Los pedazos de él donde yo misma fantaseo.
Donde los cubro de seda y olvido el infierno verdadero de su carne.










Te odio por lo que sos, por lo que fuiste, por lo que dejaste en mí.
Te odio por la fruta que comí y aún pesa en mi sangre.
Te odio por lo que no fue, por lo que fue y lo que dolió.
Simplemente,
te odio.









Absurda la humedad de esperar por el genio de una lámpara que no existe.
Absurda la humedad de pedir una máquina del tiempo.
Absurda la humedad de extrañarte, hechicero, brujo, mal aprendido.










Cierro los ojos y es humedad.
Abro los ojos y es inercia de esperar que pase.









Destruida
Desahuciada
Dormida
Vulnerable
Confundida
Solitaria
Miserable






















Y Plutón seguirá clavando sus uñas en mi garganta.
Venus seguirá perdida, deambulando, sin saber de quién se trata.
Mercurio intercambiará mis lágrimas por otras lágrimas por otras.
Saturno se reía y dirá que no llore.
Neptuno se fundirá en mi llanto.
Marte seguirá oprimido en mi pecho.
Urano asentirá, confundido.
La luna es la única que me abraza.
Lilith no dirá nada, por ahora.
Y el Sol
seguirá oculto
hasta
que asesine tu nombre, brujo.





















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Diseño de tapa: Majo López Tavani, sobre fotografía de Man Ray “lacrime di vetro, 1930”
Buenos Aires, edición: abril de 2011. Poemas de 2010 y 2011.
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sín título


Una hoja en blanco es la posibilidad de crear otra cosa
transitar mi pasado será
entonces
ambrosía de mis prisiones
conociendo mis cajones secretos cerrados en mis historias
y de mis fugas, ¿quièn sabe?
¿quièn puede entender las estrellas
en las galaxias
de mi presente?

¿quién puede decirme dònde encuentro el fin de mis separaciones?