Reincidencia

       Cuando la oscuridad parece, finalmente, retirarse, arremete con más fuerza. La oscuridad enferma de inercia. De recuerdos y certezas letales, como piedras filosas, como sogas deplorables que me dejan inerte. Las paredes se están acercando entre sí, el intersticio lo ocupa mi cuerpo. No hay gritos ni llanto, sólo humedad de muerto. No hay pizca de futuro. A lo sumo, el pasado. De caras familiares y de monstruos ministeriales que se saldrán, una vez más, con la suya. Con sus disfraces sedientos de sangre diferente. De esa diferencia a la que temen y combaten. Sin saber a ciencia cierta de qué se trata esa diferencia. Ellos no pueden soñar mas que de noche. Con palacios y monólogos que intentar dominar hasta la luna. Las paredes se están acercando entre sí, el intersticio lo ocupa mi cuerpo. Pero ellos no cuentan con el espíritu, ellos no saben qué es eso. Y es justamente allí donde les gano la batalla, donde me alejo de sus garras y emprendo vuelo.