Fatal

Amar mi oscuridad
mi ser solitaria 
la danza del árbol cuando lo abrazo
un gato negro se cruzó en mi camino
y recé a sus pies la cura de mis soledades
el pasado está cargado de cansancio
el presente es lucha
el centro de mi frente está convulsionado
mi pecho es guerra
mi vientre, agua
soy una gitana que cambia de marea
va y viene
sube y baja
descansa y arremete
soy una tempestad llena de cambio
alma antigua
densidad de viajera inmóvil
cuando el depredador saca los dientes
interior
y afuera:
los jinetes cargan
mi sensibilidad es fuerza
de alas y raíces.

Amarme a mí es hundirse

y estallar. 

De mi lucha



No buscaré el horror que me preserva. Sólo por ésta vez, por éste día, el depredador en mí será resuelto con la lluvia. Será muerto con el viento. Un colibrí navega entre mis pupilas. En mi pecho el río sube y baja.  Sube por el recuerdo de su templo. Baja por la soledad que me corroe. No estoy tan sola. Somos muchas las mujeres que me habitan. El servicio está en mis huesos. La templanza también. Voy a desterrar al depredador. Energía de fuego, te invoco en esta lucha limpia. Salamandras, hermanas, llevense la peste. La belleza habita y revivo con ella. La tristeza habita y me hunde, pero no, no dejaré que el vulgar estorbe. No dejaré que mi casa 12 me devore. Mis canas son antenas. Mi piel es el límite. El tercer ojo la llave. Soy fuego sobre fuego. Soy la montaña y el aquietamiento. El silencio prometido. La conciencia del presente. 

Maldita

El amor se burla de mí. Estoy maldita. Otra vez a navegar en el Hades. El viejo planeta ríe sobre mi boca. Plutónica me vuelvo en el día, sin transformar siquiera mis uñas. Otra vez a navegar en el Hades. No tomaré del río de la memoria. No ésta vez. Pero aún su ausencia es la presencia que me acompaña. Su esencia es la mentira que me reclama. Huesos cansados. Sangre revuelta. Muerta en el amanecer. Muerta en la tarde y en la noche. ¿Quién será mi tierra? ¿Acaso él, que nunca llega? Gitana de fuego y agua. Andariega perdida.


Ella en mí

La mujer ya no es extraña. La conozco. Se hace más fuerte. Quema mis pestañas y mi boca. Está enraizada en mi cabeza. Tiene alas de vampiro. Insomnio. Un cigarrillo largo que  nunca se agota. La belleza le es ajena. La oscuridad la nutre. Si dios ve mi corazón, ¿por qué me deja junto a ella? ¿Por qué esta lucha por ver el día? ¿Por qué la paz no llega?
Imagino muertes que me integran por la noche. Imagino vidas que se mueren en el mismo instante. Tengo plumas solamente. Con el vientre enfermo. El cansancio de un andariego antiguo. 

Soy

-A Marco de Dios Páez-


Despertaste a mis dragones.
Tu ausencia me devora.
Son las mismas calles son otras
sin vos soy errante soy invierno
soy
una soledad que come vidas.



Nadie sabe


Nadie sabe
lo que mi noche esconde,
la muerte juega
mi templanza no tiene alas ni ojos
no puedo abrir las fauces del león que me devora
no puedo nada
sólo derramar mi alma en oración
en convulsión
y lágrima.