La escondida

El Sol
esclarecedor
de la melodía religiosa de las hojas
los cuerpos inmóviles de los troncos
que hoy
parecen serpentear
círculos movedizos los frutos que caen
es otoño
círculos movedizos que caen y renacerán

Una ninfa se esconde en cada árbol
cada tanto se deja ver
arroja pétalos a los soñadores
y los soñadores los recogen
En ese momento el universo tiene el tamaño de un dedal

Divinidad
no te escondas
que en tu cuerpo las historias
ciudad que fue ciudades que eran barro también sangre

No puedo escuchar al árbol
no puedo arrancarme el cuerpo todavía
Divinidad, contame vos
Hombres, mujeres, chicos
Fachadas, carros y vestidos
Milicos y luchadores
Memoria y resurrecciones

Y los pájaros
desde siempre
buscando refugio en los misterios
que las hojas siguen cantando
Savia brillante casi eterna
No puedo arrancarme el cuerpo todavía
Divinidad
contame vos. 

Buenos Aires vespertina


Pasan las sombras de los caminantes
Pasan universos de lana
Donde se esconden verdades
Contradicciones
Amores y odios
Detenciones  y avances
Preguntas de distintas luces
Respuestas que nadie sabe
Risas palabras bocinas pasos
Y el frío
Devolviéndome al cuerpo
Y el miedo
Compartido
de volvernos viento. 

En las grietas


la magia cristalina
la música
la resistencia.

Otra vez mi pasado
caminando en pollera tableada
certera y ensoñadora.

Si teje la casualidad


Silencio curioso
expectante
de que alguna vez
por la calle
no nos neguemos.  

Humedad bailarina de mis ojos extraviados
locura inevitable de ser yo
acorralada a veces soñadora
militante de mis letras incendiadas. 

Desempleada

Dulce música de pájaros que bordan mis sueños
de un mundo a otro
desafiando jefes y corbatas y posturas y migajas

recurrentes

que busco ahora
desde la cresta de la ola de realidades globalizadas
donde las venas son mías
succionadas
por hombres y mujeres sin cara.

Réquiem para el tigre de Sumatra

¿Dónde encontrará la selva tus rayas ahora?
la noche, tu barba
¿y qué de tus ojos?
¿y qué de tus pasos?
tu marcha sigilosa
hermana del río
tu hocico rosado

hoy supe que habías caído
en una boca metálica
infectada de moda
en una selva que cada vez es menos selva y más papel
que los días pasaron sin agua sin presa
y que fue tarde
demasiado tarde
demasiado tarde.