Las noches más profundas para ser abismo escuchando el gemido de mis bestias tatuadas tus nombres y tus números saben arder llamas en cada uno de mis costados juramentos flamantes y aliados hambrientos la Luna es una moneda brillante consagrada a la intriga la ciudad duerme mientras tu inocencia habla alejen a los nenes y a los vulgares esto no debe verse sos mi Cristo sos mi lanza.
Cuáles serán los ángeles. No tengas miedo. Detrás del velo, mis pezones dátiles dispuestos a tu lengua, lirios en mi ombligo, mis piernas son las puertas del Reino, mi clítoris, la viña bebé mi vino, que el Sol y la Luna entreguen tu sello en el Jardín que nadie nos arrebató, hay miel en mi cola y puedo ser incienso, envolverte con mis brazos libres mis manos, curiosas inyectadas en tu piel en tu boca, carne de lino blanco.