Invitada al fuego y al agua
al pan y al
té alentador
puedo
contar hasta diez
sin miedo
al festejo de los muertos
la emoción caníbal
cuando soy otra
cuando el
suspiro me detecta y me declara
mis
multitudes son astutas cuando quieren
van por los
pasos de la sorpresa
rastreando
lo insólito de mis rodeos
el viejo
aliento helado que ya no me perturba.
Mascando hojas de Coca
provocada para la expulsión
con mis palabras elegantes
sobre gestos negados
mi visión cruel y advertida
entre rayuelas y escondidas
donde siempre me desordeno
mis fenómenos exhalan conversaciones
el amor es un sentimiento que ya no tiene
base ni estructura,
porque mis horas son ruedas
y los giros, posesiones sin cura.
Mascando hojas de Coca.
Con grilletes de cobre venusino
en la caverna nauseabunda y suicida
la sombra del mismo hombre me perfora
camino como un perro intentando morderse la cola
soy un harapo empleado por una falta rabiosa
pertenezco a un día y una noche que no alcanzo
las arañas hacen acuerdo con mis recuerdos
para bestialidad de copas espantadas
con la desilusión pintada de licor y vueltas subterráneas
la eternidad como hechizo y desgarro musculosos.
En la hora prohibida, intrusa y tonta
una reina invertida está pariendo fugitivos
que no se animan a la hoguera ni al poema
porque están comiendo su propia mierda
vuelan, a veces, como buitres de panza cuadrada
y mastican todo lo que sueña y desafía
sigilosos insisten en alquileres donde
-como herederos de la Cosa- cobran la renta
excitando, ranciamente, privación y basura
con respuestas que gatillan la belleza
quizá
es la sátira de quienes no saben qué decir.
Siento vértigo con los sonidos
el tiempo es una ocurrencia sin resurrección
maldigo esta eternidad párasita
porque el viaje tiene bellas pestañas
y son cómplices de mi descarrilamiento,
mentimos un poco los poetas
en búsqueda del alimento de la soledad
pero eso no impide el revolver
-de frente y espalda-
el sábado se imprime en ironía
con mis naipes que profetizan frivolidades
pecadores y santos en mi noche.
-Gracias TarotAlicia, de Alicia Álvarez-
Insisten el velo
y las columnas
no entrarán quienes definen
al Templo ni al espacio
la copa abre el Libro Sagrado
donde se lee
la historia de los días
alejando el polvo y lo incompleto
en una luna trovadora
sabe que la belleza es para los sobrevivientes
del cangrejo que emergió del estanque
del lobo y el perro desenfrenados
y con los ojos entrecerrados
distingue nobles de necios
sentada
fértil y oculta
esa mujer que habita.
Pica mi espalda
asfixias que inician manifiesto
donde soy la autora expuesta
en un riesgo con muchas palabras
que aterriza sobre huesos mudos
y la aventura descubierta
con las sombras aseguradas en el golpe mental
mi pasión mareada por cada rincón
mis naipes anuncian verdades nucleares
y esta noche me sentiré derramada
para la ocasión sin rumbo ni electricidad.
Pintua de Jo Le - José
Respondo a un prófugo que no sabe qué robar
los días oprimen como la distancia cuerda
y creí que estábamos de acuerdo
en llegar a cada átomo y cada juego
pero el día espanta elecciones
y sólo me queda la delgadez
que se mete en rincones desenfrenados
a la vera de un río furioso en mi pupilas
y no seguiré el camino de Hansel y Gretel
porque yo soy mi propio camino
con el ritmo de mi soledad irreverente.
Creí que sería más fácil
distinguir la bruma de la sed y el hambre
fomentar antojos de encaje
crear ensayos donde soy la fiebre
pero la helada aparece
con su vestido blanco
y ya no sé de rutas sino de callejones
quizá de mi paciencia a carne viva
de sus tiempos reunidos en banquetes ajenos.
En esta torre devota, pesada
con sus amarres sorpresivos
la tristeza cortante
que hacen noche de los días
y sus fundamentos ágiles
para
la ausencia de mí misma
voy siendo los hombres que amé
los hombre que dejé de amar
los hombres que jamás me amaron
entran y salen y vuelven a entrar
como semillas entre rocas permisivas
como tatuajes y calibres
como funciones de Bergman.
Tal vez
todo es un tal vez siniestro
me queda una espera que suele espiar
el mensaje dentro de la botella
mientras
perdiendo límite y vergüenza
con el impulso a flor de piel
saturado de caprichos que me encienden.
Nadie adivina la miseria en esa foto
sin embargo, no es mía la vida que me habita
las pantallas conquistan y dejo de ser yo
humana, animal, insecto
tapo el grito y sin embargo abro la boca
en mi torre devota de ensueños y memorias
no pido, Señor, sino que te agradezco
por el Santo Grial que no encuentro aún.
