De mi lucha



No buscaré el horror que me preserva. Sólo por ésta vez, por éste día, el depredador en mí será resuelto con la lluvia. Será muerto con el viento. Un colibrí navega entre mis pupilas. En mi pecho el río sube y baja.  Sube por el recuerdo de su templo. Baja por la soledad que me corroe. No estoy tan sola. Somos muchas las mujeres que me habitan. El servicio está en mis huesos. La templanza también. Voy a desterrar al depredador. Energía de fuego, te invoco en esta lucha limpia. Salamandras, hermanas, llevense la peste. La belleza habita y revivo con ella. La tristeza habita y me hunde, pero no, no dejaré que el vulgar estorbe. No dejaré que mi casa 12 me devore. Mis canas son antenas. Mi piel es el límite. El tercer ojo la llave. Soy fuego sobre fuego. Soy la montaña y el aquietamiento. El silencio prometido. La conciencia del presente.