Game over

Mis estructuras se inflamaron

cuando definí el evangelio

y él me respondió con una cruz marcial

retruco

con mi silencio de voluntad hundida

en la ciénaga donde mi cuerpo

sostiene la ira y la orfandad

pero mis templos abren sus puertas

y nuestro número ajusta la providencia

para el sorteo de amores tibios

en un mundo que se despereza

forastero en mí.

 

Buenas nuevas:

game over, señor.