Conocí algunos hombres robots
no me arrepiento de cada beso
al metal y al remache
ahora mi pulsación es de cisne y jazmín
con la columna vertebral hasta donde llega
como una cajita musical ardiente
que a veces se estremece en recuerdos que invento
mientras lo real asume virtudes
que siempre tuvieron la puerta cerrada
sin embargo, aún puedo bailar con la espiga en la cintura.