La sensibilidad se pone en cuclillas
y se siente
como una roca oscura
atravesada
en el centro del miedo
como
desesperación con ojos agudos
donde el
cristal es soledad y monólogo
para dislocarse
en la puerta que no abre
para nombrarse
sin símbolos ni destino
sin naipes
que jueguen a las escondidas
cuando el
truco se cierra y los inquietos arden,
hay un
entierro esta noche
con café y su gusto a nostalgia.
Jaime Rubio Hancock