La noche se abre como una Mamba Negra
y algo, alguien, intenta burlarme
pero no seremos vecinos, adeptos, amigos
porque la ceniza no llega a ceniza
sino a tierra aguada en sangre,
reptando por la energía que dejaste
alimentándome de mi propio ritmo
sabiendo de mis colmillos
y su veneno inútil que se divulga
en caminos donde fuiste el horror
con el coraje de un orador mudo
y correos que alcanzan para una medida de vodka.
La noche se cierra como una Mamba Negra.
Obra de Alica Sánchez Ramos