Manifiesto en el tren

Intrusa, inquieta

abrí la puerta más extraña y peligrosa

te encontré

detenido en el mismo vagón que yo

descarrilado, tan frío

vos tenías zumbidos solamente

el tren aún se mantenía silencioso y en pie

hasta escuchar mi voz agrietada

para luego hacer señales rojas y negras

y que los demonios, tal vez, purguen mi ánimo y mis evangelios,

mi nariz sangra por el manifiesto de mi opresión

en la estación la muerte me descifra 

plagada de gente que compra y vende mis fantasías

ya no te encontré.   



Buster Keaton: El maquinista de La General