No rezaré a Dios esta noche
tengo las piernas cansadas
en el intento de escapar otra vez
escuchar mi derrumbe citadino
en esos gritos que se los lleva el viento
un viento áspero y persistente
porque mis pensamientos se desordenan
cuando la madrugada se cierra mordiéndome las manos
la mañana da igual, la tarde
me consumo en un estafador y herrero
que hace cada vez mi jaula más pequeña.
Obra de Ana Karina