Tú pájaro se graba en tu cuello
-desconocido-
peregrino por geografías leales a la Madre Tierra
donde resisten los seres del enigma y el juramento
sé de la boca de esa noche porfiada de estrellas
pero en mi lamento citadino los colmillos se me pierden
son las baldosas rumiantes que esclavizan
mi pájaro se graba en mi espalda
con su guerrilla y su ternura picantes
poseídas por el dolor sin nombre ni etimología
mi torre devota sonríe y agradece cada suicidio
no busca nada más que masticar ejércitos congestionados
-dentro y fuera de mí-
cuyas lenguas nos inducen a la Cosa
bellos los que saben del Reino sin haberlo visto
valientes los que saben del infierno porque lo vieron.